El objetivo de la clasificación de los defectos óseos posteriores a la colocación de implantes dentales en la cresta edéntula, posteriores a la inserción de implantes, es la de aportar a los clínicos un instrumento diagnóstico más riguroso, que permita determinar con certeza el protocolo terapéutico y el tratamiento clínico más adecuado.

Defectos óseos posteriores a la colocación de implantes dentales

Para recuperar la cantidad correcta de hueso en los defectos de volumen crítico, definidos así cuando sus dimensiones y forma son tales que no pueden ser asociados a una regeneración ósea espontánea, se hace necesario aplicar principios biológicos bien definidos.

La regeneración ósea requiere la creación de un espacio para un coágulo sanguíneo que deberá ser protegido, estabilizado, organizado y sustituido. Una guía quirúrgica y una adecuada documentación radiográfica (TAC) permiten verificar la presencia de defectos óseos localizados, con posibilidad de ser tratados de manera no demasiado invasiva aplicando los principios de la regeneración ósea guiada.

El elemento decisivo y diagnóstico más importante está representado por la evaluación del compromiso óseo y las propiedades “space-making” del defecto mismo; estos influyen sobre la posibilidad de proteger el coágulo sanguíneo y la fase posterior de maduración.

La importancia de la anatomía del defecto en las técnicas implantologicas regenerativas ha sido abordada por diversos profesionales desde hace años.

Por consiguiente, la evaluación de la estructura de las paredes óseas remanentes, es de fundamental importancia respecto al defecto que quedará luego de la colocación del implante. Posteriormente a la extracción de un diente uniradicular, dónde las paredes óseas remanentes circundantes están intactas y en grado de ofrecer una válida protección del coágulo , la presencia de un proceso alveolar amplio va asociada a grandes posibilidades de un completo relleno óseo, en la peor de la hipótesis, a un defecto residual reducido o casi nulo.

Por el contrario, una cresta mandibular posterior con forma de “filo de cuchillo”, en ausencia de paredes alveolares, representaría una situación clínica opuesta, por cuanto el defecto no tendría las características para crear un espacio “non-space-making-defect”, y requeriría de un enfoque terapéutico y rehabilitador más complejo.

De estas dos situaciones clínicas se puede deducir que la evaluación del compromiso óseo está directamente relacionada con el enfoque terapéutico y el pronóstico de la intervención, y que la cuantían de la estructura ósea residual, se constituye en elemento resolutivo al momento de la toma de decisiones.

La definición de cinco categorías de defectos óseos resulta una ayuda en la formulación diagnóstica y terapéutica:

  • Alveolo post-extracción.
  • Fenestración.
  • Dehiscencia.
  • Déficit óseo en sentido horizontal.
  • Déficit óseo en sentido vertical.