Como norma general, y aunque puede variar en cada caso concreto, la edad mínima para colocar un implante dental es de 16 años en el caso de pacientes femeninas y de 18 años para pacientes varones.

Sin embargo, esta edad puede variar en cada caso ya que lo importante es esperar a que el proceso de desarrollo facial ha terminado, porque si se siguiera produciendo después de la colocación del implante éste llegaría a ocasionar problemas.

¿Cómo se puede determinar que la fase de crecimiento facial ha finalizado?

Una vez que se concluye la fase de crecimiento de la persona, en altura, se toma una radiografía de la zona craneal y unos 6-12 meses después se toma una nueva radiografía de la misma zona.

Se superponen las dos radiografías y se comprueba si ha habido crecimiento durante ese tiempo. Si lo ha habido se vuelve a repetir el procedimiento a los pocos meses, y si no lo ha habido el paciente está ya preparado para poder recibir el implante.

De esta manera se asegura que los implantes consiguen una osteointegración adecuada y no se ven afectados por el proceso de crecimiento del paciente, garantizando así los mejores resultados finales.

¿Cómo se fijaría entonces el implante?

Una vez que se ha concluido que la fase de crecimiento facial del paciente ha concluido la colocación y fijación del implante se hace de la misma manera que se haría con cualquier otro paciente.

Es decir, se coloca el implante sobre la estructura ósea original del diente natural y se deja actuar al organismo en el proceso de la osteointegración para que éste recubra el implante con sus propios tejidos y consiga una fijación absoluta.

Posteriormente, cuando ya se ha comprobado que el implante ha cuajado se coloca la prótesis definitiva y se recupera el efecto estético óptimo.

Es decir, no hay una edad mínima determinada para poder colocar un implante, porque lo importante es que haya finalizado la fase de crecimiento facial y ésta puede finalizar antes o después en diferentes personas.